Las pocas o nulas comodidades del recinto -falta de asientos, baños precarios y un marcador demasiado artesanal, a base de energía humana- hicieron que el público no acudiera en masa. Con esos recursos se realizaron las terminaciones del estadio, lo que permitió habilitarlo definitivamente, jugándose el primer partido de la reinauguración el 30 de septiembre con un lleno absoluto contra Peñarol, ganando 2-1, con goles de Marcelo Barticciotto y Leonel Herrera.